Me cuesta aun, y tanto. Las huellas del pasado todavía hablan, sus restos quizá ya menores, aun están ahí; el espejo de mis decisiones. ¿De qué sirve el pasado si no es por su sabiduría práctica? Es el miedo a girar en la misma calle sin rumbo. Los dolores de la semana aquella en ocasiones lejana, en otras me consume. No pido que alguien me entienda, solamente alguien que busque hacerlo.