El miedo a perderte, perdernos. A veces es el silencio el que acorta caminos, es la lejanía voluntaria la que da cuerpo a la libertad de elegirnos. Supongo que te quiero, pero todavía no. Te quiero tanto que te espero ya teniéndote. Porque el destino de tu alma y la mía es ser una. Una eternidad construida por la pureza de un amor en completa entrega y aceptación. Construcción, solamente eso. Y será nuestra aportación ante la superficialidad y el vacío del mundo. El miedo a quererte, tanto. Miedo inevitable tal como lo es quererte.